Ubicada en la zona oeste de la misma, la infinidad de matices de sus cristalinas aguas azules junto con su blanca y fina arena, la convierten sin lugar a dudas en un lugar realmente especial imposible de no visitar. Los amantes del agua pero no del sol, disfrutarán del denso pinar mediterráneo y el bosque de centenarias y retorcidas sabinas que rodea la playa. Un nuevo matiz verde que sumar en la paleta de colores que disfrutaremos. La playa es frecuentada por familias, amigos y algunos pescadores utilizan las zonas rocosas que encontraremos a ambos lados para conseguir una buena captura. Caminando entre los pinos hacia la derecha llegaremos a unas rocas desde las que disfrutar por unos instantes del islote de Conejeray una antigua torre vigía. Buen lugar para despedir el día contemplando un espectacular atardecer que esta zona de la isla nos ofrece.
