Menorca prehistórica

La prehistoria de Menorca se remonta al tercer milenio a.n.e., cuando las primeras comunidades humanas llegaron a la isla. Aunque estos primeros pobladores compartían características con los de las islas vecinas y las culturas del Pirineo y el Languedoc, la insularidad de Menorca impulsó un desarrollo cultural único, especialmente durante el segundo milenio a.n.e.

Uno de los monumentos más emblemáticos de esta época es la Naveta des Tudons, una construcción funeraria exclusiva de Menorca con forma de nave invertida y que ha llegado a nuestros días perfectamente conservada. Se trata de una construcción megalítica que albergaba enterramientos colectivos, ya que en su interior se encontraron los restos de un centenar de individuos junto con objetos personales y ofrendas funerarias. Este monumento ofrece una ventana única a los rituales y la vida de las primeras comunidades menorquinas.

El poblado talayótico de Torre d'en Galmés, de 4,5 hectáreas, es otro sitio imprescindible para comprender la Edad de Bronce en Menorca. Con una ubicación estratégica que ofrece vistas de la costa sur, este poblado fue un centro de poder durante su apogeo. Entre sus ruinas destacan tres talayots, casas circulares y un sistema de recogida de aguas, todo cuidadosamente indicado a los visitantes.

No te pierdas el poblado de Trepucó, uno de los mayores de la isla, con restos de una muralla y su imponente taula y talayot central y la necrópolis de Cales Coves, con más de 100 cuevas e hipogeos de enterramientos excavados en los acantilados.