Porque Cala Salada y su hermana pequeña Cala Saladeta —separadas por un tramo rocoso que puedes superar a pie por la orilla de arena— forman un enclave de enorme belleza integrado en el Área Natural de Especial Interés de Es Amunts, formación montañosa que vertebra gran parte de noroeste de la isla. Está rodeada de un bosque de pinos, con aguas transparentes sobre fondos de arena, piedras y posidonia, y bajo los acantilados rocosos contemplarás casetas varadero utilizadas por los pescadores que embellecen más aún el paisaje. ¡No te pierdas la puesta de sol! Cala Salada se abre entre Sa Foradada y Cala Llosar, cerca de la urbanización Sa Galera, y desde la orilla contemplarás el islote Illa Conillera, el más grande de Ibiza. La playa, de 55 m de longitud por 75 m de anchura, cuenta con socorrista, restaurante y servicio de alquiler de hamacas y velomares. 

Para llegar por carretera desde Sant Antoni (a 4 km) debes tomar la carretera hacia Sant Agnès, donde verás indicado el desvío a Cala Salada, que dispone de aparcamiento. En verano también puedes llegar a bordo de embarcaciones de pasaje que parten del puerto de Sant Antoni, con parada en ésta y otras bellas playas de la costa.